domingo, 27 de febrero de 2011

Una historia de los Incas

Hola otra vez … Vengo aqui para pasar un rato y relajarme un poco. En mi vida no ha sucedido nada nuevo, entonces esa entrada, la voy a dedicar a los indígenas y sus historias absurdas. Ya os he mencionado que cuando trabajaba en la caballeriza conocí a unos idiotas que me contaban aquellas tonterías. Jej, de una parte eran interesantes, pero de otra? Creo que una persona como yo, tan importante, el futuro rey del mundo no debería escuchar a los indigenas… Pero como mi trabajo era muy aburrido (sólo tenía que limpiar y alimentar los caballos) prefería escucharlos que mirarme el ombligo. Pueee… jajaja Escuchad:


Éranse una vez dos chicas, hermanas o amigas. Como que eran sacerdotes todas las noches pasaban en un templo muy grande y todos los días paseaban por las montañas. Un día encontraron a un pastor que tocaba la fluta. Las chicas empezaron a hablar con él. A una de ellas el pastor le gustó muchisimo. Hablaron y hablaron y cuando empezó a anochezer, las chicas tuvieron que volver a su templo. Las muchachas tomaron la cena y fueron a sus habitaciones pero la chica a la que le había gustado el pastor no podía dormir. Pasó casi toda la noche pensando con él. El pastor también sufría lo mismo. Cuando la chica consiguió dormirse tuvo un sueño. Un pájaro, que también tocaba una fluta le dijo que se fuera a una fuente y que cantara una canción. Y si la fuente le respondía, todos sus sueños se cumplirían. En seguida la chica se despertó, fue a la fuente y empezó a cantar. La fuente se puso a cantar con ella. La chica, contenta, se fue a dormir porque sabía que todo iba a estar bien.
Mientras que ella cantaba con la fuente, el pastor sufría tantos dolores que su madre que era una bruja, los sintió, decidió ir a la cueva donde vivía su hijo y ayudarle, porque sabía que sus dolores eran casi mortales. Cuando llegó, le dijo que su salvación se acercaba muy rápido y que esperara pacientemente, porque ella tenía un plan muy listo. En unos minutos vinieron las chicas, preguntándole a la mujer por el pastor. La bruja les dijo que él estaba entre las montañas con sus llamas, entonces las tres empezaron a hablar para que el tiempo pasara mas agradable.

La madre del pastor tenía consigo un bastón muy bonito que fijó la atención de la chica enamorada – lo quería poseer y no paraba de pedir a la bruja por ello. La madre le decía que no, ella le pedía más y más y al final del día le dio el bastón a la chica. Como el pastor no volvía, las hermanas decidieron ir a su templo, pero no sabían que la bruja había “echado” magicamente a su hijo en el bastón (jajaja.... ¿¿podéis entenderlo?? Porqué yo no pude i creo que nunca lo podré hacer...). Cuando las chicas volvieron, los guardas del templo notaron que ellas tienen un objeto curioso – era muy raro que esas sacerdotes llevaran algo consigo – pero como era sólo un bastón, les dejaron entrar. La chica enamorada de nuevo se sentía mal porque no había encontrado a su hombre, pero ¡de repente el pastor salió del bastón mágico! Muy felices, pasaron toda la noche juntos y al día siguiente la chica se fue a un lugar secreto en las montañas para hablar con su amante (por supuesto él estaba escondido en el bastón), pero para un guarda le parecía extraño que ella iba sola, porque siempre caminaba con su hermana y decidió seguirla.

Cuando vio al pastor saliendo de su escondite, notó, que él había estado toda la noche en el templo, que era prohibido, y gritó por ayuda con la intención de matar a la pareja. Los amantes inmediatamente se pusieron a huir. Huyeron y huyeron, pero no pudieron evitar la muerte... un día, al amanecer, cuando estaban descansando – sentándose sobre unas rocas – el Sol terminó sus vidas, petrificándoles en las rocas en las que estaban sentados.
Al principio creía que eran tonterías, pero ahora, cuando estoy pensando sobre esas cosas... Diga lo que diga, pero se dice que existen aquí, en esas tierras americanas, unas montañas que parecen muchísimo a las fíguras de esos personajes, pueee... ¿Quizá esté en esa historia tan bárbara y extraña una cosita verdadera?

Autor: María (con ayuda de Miguel - muchas gracias )

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